domingo, 18 de marzo de 2012

¡Habla viento!

Después de unos cuantos años, vuelvo a encontrarme contigo poesía.


A ti, viento, fiel compañero que entrega bienestar a todo aquel que carga una pena y decide vaciarla en Los quinquelles.


A ti roca de la playa hermosa, que fuiste el soporte de mis piernas, en aquel momento en que temblaron del dolor.


 



¡Habla viento!
Anda, por favor susurra en mi oído
las respuestas a todas aquellas dudas
que vagan por mi cabeza
sin pensarlo dos veces
sé piadoso, y adormece mis malos sentidos.

¡Habla viento!,
sólo tú tienes el poder
de ser la palabra que en mi queda
de ser aún más fuerte que aquello que me apasiona,
además de ser mi amante y sugerirme ,
que a más de alguien debe importar mi malestar.


Cuéntame, qué es lo que condiciona la vida de un escritor,
qué cosas son las que puedo llegar a heredar
y si en algún momento al seguirte habré de encontrar la paz.


¡Anda viento!, ¡hazlo ya!, grita fuertemente
de modo que el mundo escuche
y quede enterado de que no soy una mala persona
que simplemente amé, y lo hice todos los días,
con tanta pasión que a veces perdí mi cabeza, no así mi corazón.

Viento, tan sólo ven a mí
y agrédeme con tus golpes en mi rostro,
sé la ráfaga que por ahora consumirá mi interior,
y hazme sentir que sí hay cosas más graves que aquello,
que viví bajo un innecesario golpe que duró 20 años.


Viaje al alma.

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