jueves, 16 de junio de 2011

Gepiana

"Al tormento, que con tan poca gana asumí, durante un día contigo"


"A las piedras, que ya no tan sólo son un motivo para cantar, sino también personajes que acompañan mi camino"


A ti, Gepe.


Gepiana se llama el episodio que describo. Momento capturado y resumido en una vasta fotografía de tus pies y de los míos, si tan sólo pudiesen ser los pies los protagonistas. Gepiana, te llamo, porque en todo momento mantuve "aquellas" melodías en mi cabeza y acompañaron perfecto la situación.
Recuerdo que fue triste y agrio, recuerdo que tan sólo comenzó esta historia con un caminar silencioso y tres rocas en mis garganta que me hicieron pensar que el dolor era más fuerte de lo que esperé. "No te mueras tanto" me dije, y continué la marcha. De pronto, cuando el iceberg que nos había invadido se rompió dando paso al caos, mis ojos vidriosos intentaron buscar alguna ventana flotante que me hiciera cumplir el cometido de "Por la ventana", busqué sentirme mejor así. Pero nada de lo que me rodeaba estaba al alcance.
Más tarde, ya no había caos, sino pánico. Las mil palabras rezagadas (esas que no se deben decir) que vi salir de tu boca lentamente, identificando cada movimiento de tus labios, le dieron un efecto de "Audiovisión" a la escena, y yo simplemente recordé "Las piedras", y la verdad que me cuentan: "que todas las piedras se esconden, se buscan, se rompen, desarman y vuelven a armar."
Desde esa lógica, la realidad no me parecía tan triste, si no fuese porque "un día ayer", todo era distinto.
Sólo bastó una decisión para acabar con la Gepiana que tan triste me tenía, allí vino la fotografía, que si, muestra tus pies y los míos, pero los pies no importan, importan las piedras que los acompañan. Ellas muestran claramente lo que ya no vuelve y lo que ahora hay. "Tú eres una piedra en un lugar y yo otra piedra que cayó acá". Sin más que hacer, volví a casa a reproducir la escena.

Viaje al alma.

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