sábado, 15 de mayo de 2010

ODIOLOR


"A la alucinante idea de alguna vez cumplir el cometido entonces expresado, y así, evitarlo posteriormente."


La decisión estaba tomada, salió de su casa y caminó sólo para poner fin a esto que ya no se podía seguir postergando, según él. Estaba seguro, es más, siempre lo estuvo. Sólo cedió por ella, por que según él, lo necesitaba.

A mi, este tipo de situaciones me ultra-sorprende, ¿Hasta que punto el resto conoce antes que nosotros mismos nuestras carencias?, y como si fuera poco, se creen dueños de la autoridad necesaria para recetarnos aquella "medicación" que logrará satisfacer esos ciertos espacios vacíos. Sin considerar además los casos en que ni siquiera se receta la medicación, sino que lamentablemente se IMPONE.

Este tipo de no más allá de 28 años, alto y medio mocetón, creía estar en lo cierto siempre, y aquella vez no fue la excepción. Entonces una vez fuera de la casa de ella, se mantuvo firme esperando a que el viento consumiera lo último que le quedaba a su cigarrillo, para entonces apagarlo e iniciar lo que se había propuesto. Tocó el timbre sin titubeo alguno, y en menos de 20 segundos ya la puerta había sido abierta por ella. Sin más ni menos que un frívolo saludo que vino desde los ojos, entró a la casa y se acomodó en el sofá.

- Vengo, por que necesitaba urgente platicar contigo.- Se dirigió a ella.
- Lo supuse, tus visitas nunca han sido frecuentes.- Contestó con elocuencia.
-Mira... creo que necesitamos acabar aquí bueno, ¿te parece?
-Eh... no sé que tan de acuerdo deba estar, pero si es tu decisión. - le respondió tristemente convencida.
-La verdad de las cosas es que yo... osea tu... osea, necesito darme un tiempo la verdad, y esto no puede seguir generando confusión, por que tu entiendes que intenté seguir sólo una línea desde el comienzo y bueno... eh... a veces, sin querer caigo en el bastardo error de generar comparaciones, y...
- Te entiendo. -Interrumpió. -no necesitas especificar absolutamente nada, juro que te entiendo, no así te comprendo.
- Entonces...
- Entonces nada más que hablar, dolorosamente todo está claro.
- Ok, necesitaba asegurarme de que así fuera.
- ¿Te vas? - pregunta ella muy acelerada, ya que sostener el llanto se le hacía cada vez más complicado.
- Eh sí, supongo...pero antes, ¿puedo ocupar el baño? - preguntó
- Por supuesto, ya sabes donde está. - le respondió abatida.

Precisamente en ese instante, es cuando a ella se le pasa por la cabeza una locura, una locura que, de realizarla sin problemas, podría acabar con el martirio que desde ya estaba cargando. Lo piensa muy ligeramente, en ese momento sus desiciones eran más pasionales que razonales, y actúa. Rápidamente toma el bolso de él y lleva a cabo el fugaz plan. Mientras él, en el baño se mira frente al espejo y se dice a si mismo: "Perfecto, problema solucionado... ya podía oler que todo iba a salir bien..." Ella termina, y espera ansiosa la partida de él.
Al salir del baño, él muy rápidamente coje su bolso y se marcha, con apenas un beso en la mejilla, beso que antes solía realizarse en una distinta ubicación.
Sale camino a su trabajo, allí iría a contar a todos sus buenos colegas la primicia: "Había logrado salir de aquella relación que tanto y sin razón le acomplejaba."
Se encuentra, como de costumbre, con sus tres grandes amigos, quienes seguían de cerca esta especie de telenovela que llevaba, entonces ágilmente los pone al tanto del último capitulo. Si es que realmente era el último capitulo, después de todo... el olía la presencia del fin. No obstante, algo extraño comenzó a suceder: un olor increíblemente repugnante parecía acompañar a este hombre que todo olía muy bien. Sus amigos se lo dicen y él recién allí se da cuenta, le parece totalmente extraño no haber captado la presencia de aquel olor, lo que hace que con una cara de intriga comience a revisarse la planta de sus zapatos para saber si de allí provenía este aire tan desagradable.
Como mala fortuna, no se pudo resolver la incógnita del olor. Forzadamente él y sus amigos tuvieron que acostumbrarse a la presencia de este nuevo e invisible acompañante, que no se les despegó en ningún momento; ni en el bar mientras bebían cervezas, ni camino hasta sus hogares después de la jornada laboral, etc.
Pero el tiempo pasa, y no hay mal que dure cien años dicen, aunque para mí: "si hay males de 1000 años, es por los de cien ya están menos valorados...", entonces, este tipo una vez en su casa, dispuesto única y solamente a dormir, después de lo agitado que había sido su día. Determina encontrar de la manera que sea, el lugar de dónde mana el olor, o más bien, el objeto que lo produce.
Se desviste por completo y la intensidad del olor parecía aumentar, toma un baño y allí cree haber acabado con el problema, pero una vez de regreso en su habitación ve que sigue presente y se dice: "No soy yo". revisa su ropa, lo que termina por aclarar que allí tampoco estaba inmerso el maldito olor. Y por ultimo lo ve, y hasta podía asegurar que era allí que se encontraba, si ya no habían más lugares dónde buscar... Se acerca y toma su bolso, cuidadosamente lo abre y comienza a sacar todos los cuadernos y distintos utensilios que a diario carga, hasta que en el fondo comienza a ser visible un líquido intensamente rojo y espeso. "Esto era", pensó. Pero no tan sólo había líquido allí, sino que había algo más presente, algo que pesaba. Valientemente introdujo la mano hasta el fondo y lo sacó: Era un gigante y pesado corazón, cargado de furias, llantos y penas. Sí, ella se lo había arrancado y dejado allí para él, después de todo... un corazón tan cargado de odio, ya no le iba a ser de mucha utilidad.


Viaje al alma.

2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Me encantó! :D
    cuando me lo explicaste nunca pensé lo que sería jajaja pero por sobre todo me gustó el final, porque un corazón cargado de odio no sé si sirva de mucho te diré, pero bueno, cada uno piensa distinto.
    Saludos para ti!
    chau!

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