domingo, 31 de enero de 2010

Angustia, Stress, Depresión, Soledad.

-Escoja la que más le convenga caballero. Dijo el vendedor a su cliente algo indeciso.
-¿Está seguro de que éstas son las que están de moda?, preguntó el cliente vacilante.
-Pero por supuesto, ayer vino una señora algo agotada y decidió comprarme una "Angustia", por que el dolor de estómago no le había dado resultado...

Yo me pregunto, ¿Qué es lo que tiene nuestra realidad que nos hace adquirir este tipo de males?, ¿Existe acaso una vía de escape un poco más sana para hacer que nuestros pobres y rotos pies descansen de las escaleras y calles que se recorren por efectos de sobrevivencia?.

-Verá, yo ayer quise tomar las vacaciones correspondientes a este verano, pero mi jefe decidió que mis labores no podían ser reemplazadas por alguien, ya que la empresa no dispone del dinero necesario para costearlo. Entonces, un amigo me dio el dato de su negocio y me dijo que me comprara un stress, ya que a él si le dio resultado. -Expresó el cliente.
-Mire, todo depende de dos cosas; de como sea su jefe y de lo que usted requiera.
-¿cómo asi? -contestó con cuestionamiento.
-Ayer vino un viejo amigo mío y decidió comprar depresión, pero en menos de un par de horas notó que lo que realmente tenía era angustia y vino con el ticket de cambio, de lo contrario, no habría sabido mostrar la enfermedad a su jefe.
-Entonces yo...
- Si, usted debe notar lo que realmente requiere, ademas de saber bien cómo podría reaccionar su jefe, si él es un descorazonado, muestre la enfremedad que muestre no le dará sus vacaciones. En el caso contrario, en menos de dos días estará disfrutando su descanso.
-Ahh... osea, es más complejo de lo que creí, mi jefe últimamente anda patas pa' arriba por que debe dinero a muchos bancos, mientras yo, creo que comenzó mi cuenta regresiva; en cualquier momento estaré necesitando un ataúd para ser enterrado.
- ¿Qué es lo que realmente siente? - Preguntó el vendedor para acelerar la venta.
-No lo sé -contestó- yo me siento cansado y de vez en cuando mi corazón se acelera de modo que empiezo a creer que se detendrá.
-Entonces déjeme recomendarle un Stress, tal y como dijo su amigo, por que esos son los síntomas, además ayer en el noticiario, escuché que de todas aquella era la enfermedad más fuerte. Seguro que a su jefe se le ablandará el corazón cuando le muestre la enfermedad.
-Que sea un stress entonces -Decidó el cliente al fin.

Al cabo de una horas en su casa decidió probar la enfremedad para saber que tan compatible con sus sentimientos era, después de todo, podría salir de vacaciones, pero después sin duda alguna necesitaría mejorarla, para regresar a su trabajo con energía. Así que, se tomó el frasco que la contenía y avanzó al baño. Sólo frente al espejo se dió cuenta que no era lo que sus sintomas, le habían intentado mostrar. Nervioso y acelerado, tomó el ticket de cambio y se dirigió hacia el negocio, una vez allá, hizo el cambio por angustia, lo que tampoco le dio resultado entonces volvió una tercera vez a realizar el cambio por depresión, lo que lo alejó aún más de la realidad sintómatica de su cuerpo. Hasta que al fin concluyó: sin duda alguna mi diagnóstico es "soledad".

Una vez realizado el último cambio, y seguro de haber tomado la decisión correcta se dirigió a la oficina de su jefe, el cual sin necesidad de solicitarle algún certificado que acredite la licencia, le concedió sus vacaciones. Feliz, emprendió vuelo al sur para aprovecharlas, y dos días antes regresó a la capital a sanar la enfermedad con el fin de comenzar un nuevo ciclo laboral con ánimo.

El doctor preguntó:
-¿Qué es lo que lo trae por acá?
-Ehhh... mire, aveces, se me acelera el corazón y otras me he sentido muy cansado...
Sin dejarlo terminar el doctor respondió:
-Eso es stress, le daré unas pastillas y sanará en dos días...
-¡No!, reprochó. -Yo ya sé que no es stress lo que tengo...
-Entonces tiene depresión...
-Tampoco, ni mucho menos angustia...
-¿Cómo?, ¿Qué cree usted tener?
-No, no creo. Estoy seguro de que lo que realmente atormenta mis estados de salud es "soledad".
-¿Soledad?, preguntó.
-Sí, soledad.
-Lamento decepcionarlo, pero mis remedios, mis exámenes, ni mucho menos las mejores vacaciones del mundo lograrán sanarlo. Para la soledad no hay receta médica que la mejore, se lo digo por experiencia propia...

En ese momento, el enfermo se levantó de la camilla derramando un llanto que lucía interminable, y emprendió rumbo hacia su casa, dónde por cierto, nadie lo esperaba.

4 comentarios:

  1. Buenísimo. Estoy pasando un momento parecido y me sentí muy identificada con el personaje. Gracias. Marisa

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  2. Es ese el objetivo, claramente, aquí me descargo, con la finalidad de lograr alivianar el peso no tan sólo mío, sino de todos quienes padecen cada mal que se me presenta...

    Saludos.

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  3. Maravilloso, creo que la soledad es siempre hermosa cuando se busca, pero en estos casos, cuando no está la compañía, ya sea para observarla, contarle cosas, escucharla, acariciarla...etc. creo realmente que es una de las peores enfermedades del hombre y en esta sociedad con sus adelantos y cosas que no son malos, hermos perdido si el real sentido, espero que la tierra, la naturaleza nos haga salir de esa burbuja plástica para reencontrarnos como seres humanos con nuestras bellezas y fealdades.
    Gracias y felicitaciones por la publicación de tu cuento corto.

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  4. La última parte de este texto es muy buena, en mi opinión.

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