domingo, 18 de julio de 2010

Decir o escribir... he ahí el dilema.

"En tiempos de estudio de cultura inglesa, sigo prefiriendo la hispanoaméricana"
"Somos un continente lleno de palabras atragantadas"

Decir o escribir... es ahí realmente el dilema. Que no se trate de ser o no ser, porque efectivamente podría declarar que una es y la otra no.
No son  lo mismo, no. Y a mi me ha quedado comprobado. Que le palabra que se dice puede ser la misma que se escribe, sí, pero hay una gran diferencia.
Yo la digo, pero la digo porque la escribo, porque estamos en tiempos de escasa responsabilidad, en tiempos dónde se lanzan piedras pero se esconden las manos, entonces claramente no será semejante el acto de decir al de escribir.
Vivimos en una cobardía, nos sustentamos de papeles y papeles, estamos a la merced de contratos, claúsulas, acuerdos, y tratados. Hoy en día no hay nada que valga menos que la palabra de un hombre. Simplemente no tienen credibilidad.
Por eso escribo, porque cuando lanzo como lanzas mis palabras, quedan completamente enterradas en el papel, y de lo contrario a decirlo, no se las lleva el viento. Siento que dentro de éste acto, pero sólo de éste, hay una especie de eternidad. Si bien, los papeles a los que estamos sujetos para hacer cumplir nuestras promesas, tienen fecha de caducidad, pero estos que son de mi autoridad, no la tienen.
Imagino a la gente leyendo esto ahora, como en 40 años más tambien. Insisto, decir y escribir no son lo mismo.
¿Cuán más satisfecha podría llegar a sentirme, si ya sé que lo que he de decir queda registrado? y cómo si todo esto fuera poco, llego gracias al papel que es quién definitivamente me lo permite, a sentirme como una "Mujer de palabra."

Viaje al alma.

miércoles, 14 de julio de 2010

Te dejo Santiago.

"A ti, y el amor que te regalo sin descansar..."
Santiago de Chile.
Por que me eres fascinante, a pesar de tu deformación.

Te dejo Santiago, me hartaste, siento que ya no puedo seguir más a tu lado, que todos los intentos que haga sólo seguiran haciendome daño.
Te dejo Santiago porque eres y fuiste un insensible, porque no me cruzaste, con quién yo más quería, en alguna de las esquinas de tus calles más concurridas.
Te dejo Santiago, porque me cansas, porque lamentablemente no somos tan compatibles como en algún minuto lo creímos... mientras yo ansío dormir los viernes, tu pretendes festejar en grande y durante toda la noche.
Te dejo Santiago, porque no me dejas verte, porque me presionas a trabajar días enteros. Porque me presionas a correr, y yo simplemente ya no tengo luz a favor para recorrerte como me encantaría.
Te dejo Santiago, porque eres egoísta, porque me mantienes atada a ti casi todos los días del año, porque eres absorvente, porque necesito un espacio y no me lo das...y eso hace que me esté costando poder respirar.
Te dejo Santiago, porque necesito un tiempo, necesito internarme en un paréntesis. Si alguna vez te prometí amor eterno, que no te cupa duda que lo cumpliré, que esto no es nada más que un respiro para recargarme, una sobrecarga de energía para poder volver a enamorarme, y serte fiel como lo mereces.
Te dejo Santiago, con un "Hasta pronto" de despedida, jamás con un "Adios".